El foso


El foso
Hola mis fieles, furtivos y apreciados lectores, espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo. Como siempre estaba perdida en las interminables y complicadas redes de mi vida, y colmada también de las responsabilidades habituales. realmente no ha sido mi intención abandonar estos dos meses el blog, pero he estado extremadamente ocupada, estuve de mudanza, luego sin Internet, seguidamente mi ordenador se infectó con un virus y así...

Cumplí años también en el mes de septiembre y aunque parezca mentira, días después estaba de bajón reflexionando y haciendo balance de los últimos veinte años de mi vida, y ciertamente da para un best seller de drama y frustración, la verdad sea dicha; y no es que yo sea una persona negativa ni mucho menos pero es cierto que soy sumamente perfeccionista, y como buena virgo, cuando las cosas no salen tal cual las sueño o planifico, mi estado de ánimo se afecta, cae en picado, especialmente cuando estos fallos son consecutivos y sin dar respiro.
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El sentirme en muchas etapas de mi vida en un foso, creo que es algo que es lícito que ha muchas personas le suceda con más frecuencia de la que se cree, y el acicate es luego ver la luz al final del trance, encontrar las soluciones y seguir el camino de la vida, pero en mi caso, en muchos momentos no ha sido así. No me he topado con rayos de luz y eso es duro y agobiante.

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Ojalá y todos los seres humanos viniéramos a este plano dotados de un  kit o el manual de cómo enfrentar las vicisitudes y siempre salir airosos, con la lección aprendida y sin heridas en el alma,  pero la verdad es que mis últimos veinte años de vida siempre me he preguntado para que estoy en esta vida justo ahora, o cual es mi función, si tomé el camino correcto y las decisiones fueron acertadas, es inevitable no plantearse esa serie de preguntas y más cuando tenía un proyecto de vida muy bien estipulado en mi mente en aquel entonces, o quizá lo mejor es no complicarse la existencia con tantas preguntas sin respuesta, porque uno es el único responsable de forjarse el destino, dueño de las decisiones y de muchos fracasos, eso está claro.

 Hay que vivir el día a día corrigiendo sobre la marcha, tratando de cumplir alguna meta, algún sueño, por más lejano y difícil que parezca, todo esto para que la vida tenga algún sentido.


¡Hasta otra!
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