Un nudo en el estómago

Un nudo en el estómago

Hola mis fieles, furtivos y apreciados lectores, espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo, a pesar de las circunstancias de epidemia mundial que vivimos.

En estos horripilantes momentos de pandemia que estamos pasando en el mundo y en España por una segunda ola de contagios por coronavirus, en los que no sabemos como ciudadanos de a pie, si nos vamos a contagiar, o si alguno de nuestros hijos enfermará, vivimos con la zozobra en el alma. 

Existe mucha incertidumbre y presiones por unas clases presenciales, que ahora no vienen a cuento, porque que lo que predomina ahora es la salud, por encima de la educación presencial, creo que no es difícil de entender.

Sandra Rossi

Cada noticia es alarmante, y las soluciones se perciben lejanas en un horizonte que no llega a distinguirse, ahora también es otoño, y se escriben malas noticias respecto al virus, a picadas de mosquitos peligrosas y a animales que nos pueden contagiar para peor. El mundo está muy extraño, convulso, y la mente se aleja del optimismo ante tales noticias diarias.

Y a pesar de que mis hijos están bien y que rezo por ello, no dejo de tener un nudo en el estómago, porque tengo familia en circunstancias no mejores que las mías en muchos aspectos. La vida siempre resulta frágil, y las oraciones son el mejor mantra, esta ola de desgracias y de incertidumbre que nos rodea cada día, llegará un momento en el que se debilite y pierda fuerza y volvamos a sentirnos tranquilos, y caminar por las calles sin el temor a llevarnos una enfermedad a nuestro hogar, a nuestro templo.

Blog de Sandra Rossi

En días así en los que me despierto con un nudo en el estómago, con pensamientos alarmantes, con la oración en la boca y con malas sensaciones, en el que el corazón me late a mil sin motivo aparente, siento la necesidad de hacer click y cambiar a otra realidad más serena y bonita.

Estamos en manos de las decisiones  del universo, del destino, pero también en manos de muchas personas ineptas que controlan el rumbo de un país del planeta, y que por tal motivo nos vemos afectados y con miedos.

Los pasos hoy son tambaleantes, y no existen certezas convincentes de la estabilidad, es como si la mente humana, el raciocinio y la lógica se esfumaran y dieran paso a la irracionalidad, que el alma se vuelve mezquina y que por eso el mundo está como está.

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Cada vez nos alejamos a pasos agigantados de lo bueno que deberíamos ser, reclamamos cosas sin sentido o en el momento inadecuado, restando importancia a lo trascendental de la realidad presente; y esa competencia entre gobernantes por llevar la razón nos convierten en kamikazes, por decisiones temerarias de otros que nos afectan y desestabilizan como sociedad.

Si las cosas se hicieran por el bien realmente de la raza humana y no de la economía de unos pocos, por la fortaleza y perpetuidad de los grandes empresarios que supuestamente mueven los hilos del mundo, otro planeta tendríamos. El trabajo ayuda mucho también cuando se hace individual, el poder hace la fuerza.

¡Hasta otra!

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