Deja que la vida suceda
| Deja que la vida suceda |
Cuando era niña soñaba, soñaba tanto e imaginaba
infinidad de cosas, por ejemplo, vivir en otro país, en otro hogar, tener otro
aspecto y no porque fuera infeliz en mi vida, simplemente era mi imaginación, la
irrefrenable mente de una niña sana, inocente y feliz.
En mi adolescencia mi mente bulliciosa, seguía en activo,
estaba de lleno metida en la música, los sueños seguían allí pero con otra óptica y otras perspectivas
acordes a mi edad y a los tiempos, pero a medida que me convertí en adulta y
mis sueños se hicieron añicos por lo inalcanzables y decisiones a destiempo, me
di cuenta de que la vida era dura e implacable, lo que me quitó la diversión de
soñar y dejé de hacerlo, porque mis pies estaban muy bien colocados en la tierra,
en mis prioridades, mi presente y mi realidad…
La vida se hizo cargo hasta cierto punto de distanciarme de todo aquello que había diseñado para mí, porque nada era fácil y las piedra en el camino resultan un gran estorbo para fluir.
A veces me preguntaba desconcertada: ¿cómo es posible que ya no desee la música, cantar algo, que era casi mi segunda naturaleza...?
Sin embargo, en el fondo sabía que era una etapa oscura, episodios de desesperanzas cargados de exceso de realidad, donde dormía en mi
alma ese sentimiento, esa necesidad, para no sufrir por no poderlo ejecutar, alimentar, debido
a mi presente y sus avatares. Resulta mejor en ciertos momentos dormir los sueños, para que estos no nos castiguen el espíritu.
Y luego, muchos años después, cuando la vida dio un giro y entré en un período
de búsqueda y descubrimiento una vez más, pareciéndome incluso a aquella adolescente
soñadora y ambiciosa en muchos aspectos, pero siendo hoy una adulta tratando de
encontrar su propósito aquí en la tierra, encontré algo nuevo y novedoso en el
que Canalicé mi creatividad. La escritura y la fotografía.
Y por suerte, descubrí los blogs para escribir y drenar un poco mi mente y mi creatividad, se convirtió en una salida, permitiéndome compartir mi placer, desasosiego, dolor, y mi propia vida en el proceso, escribir para extraños del planeta, ¡apasionante aventura!.
Los años de mi vida adulta que llevo recorridos, han sido los años más desafiantes de mi existencia, me he llevado a través de tantas experiencias, aventuras y de una manera tan intensa a transitar por muchos estados de ánimos que todavía hoy me hace sonreír y reflexionar sobre la increíble serendipia de la vida. Hoy aquí, mañana allá.
¿Cuánto puede desarrollarse uno en la vida si solo estamos dispuestos a
encontrar el coraje para andar por las ramas y no dejar que suceda la magia? Deja
que la vida suceda. Las experiencias me han enseñado que nunca sabemos lo que
nos espera a la vuelta de la esquina.
Ya no anhelo una salida milagrosa y quimérica, ya que he encontrado mi puerto
seguro, el que me otorga mis sueños y mi experiencia.
Me tomó media vida llegar aquí, a este punto de conocimiento y reflexión pero he
llegado y he encontrado mi calma, mi sosiego sin ahogos. El propósito en esta vida y mi búsqueda puede
que ya haya terminado, lo que nunca dejaré es de soñar, me resulta imposible
una vida sin soñar. En cambio, ahora dedico mi tiempo a vivir, a
seguir aprendiendo y a sonreír.
Y de una manera muy extraña, mi necesidad de amar la música y quererla como la quiero, hoy siempre me acompaña, he podido salir a flote sin ella, no puedo olvidar a pesar de mi presente, que en algún momento de mi vida quise ser grande a través de ella, quise ser ella…
Sé que la vida me depara muchas cosas buenas y sé que siempre ella me acompañará, debo continuar mi camino.
Puede que en algún momento viva de ella... o simplemente pueda saborear ejecutarla por momentos sin sentir frustración, presión y añoranza de aquello que no pudo ser.
¡Hasta otra!
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