La noria del estado de ánimo

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Hola mis lectores fieles, apreciados y furtivos , espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo.  Reconozco que en nuestras vidas, en mi vida, existen muchos días grises  en los que se cae en profundos huecos de impotencia, que no impera nada  en ese momento que me pueda hacer pensar que las cosas mejorarán. 

Se piensa en el tiempo,  el transcurrido y en  el que viene.  Puede que sea un pecado vivir sin fe  en muchos instantes, con las ilusiones truncadas y machacada por el presente y el destino, que remontar sea cosa de otros y no de nosotros, es un peso vivir con incertidumbre, miedo y desprotección, sin nada donde puedas agarrarte para sentir un poco de esperanza, equilibrio interno y alivio espiritual.

Esa luz que dicen que se encuentra al final de los incordios y tribulaciones no se  aprecia en esos períodos turbios. ¿Será que no es para mí, que estoy ciega y que no es para nosotros? Resulta muy injusto vivir con ello, es una quemadura que arde constantemente y no se cura nunca ni en sueños.

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Los errores nos preceden y nos persiguen a toda costa dando como resultado nefasto, la pérdida de esperanzas, un caos sin remedio y la oscuridad en el mundo de las soluciones.

Cuando la lógica, la realidad, los infortunios y espíritu  te avisan que llegaste al final de todo, a la cumbre de la nada y al desgaste de las oportunidades lo lógico es sentir miedo y vacío.

Puede que el ser objetiva le reste puntos a los sueños, que las premoniciones sean un cuento de miedo,  el ver las cosas con tanta claridad te hace sufrir  de impotencia porque esta realidad, mi realidad, nuestra realidad está anulada y truncada. No tengo un antifaz, no estoy ciega ni dominada por la negatividad, estoy llena de tanta claridad que me perturba y hace daño.

Que castigo tan infinito y perpetuo tomar decisiones erradas que sin saberlo y calcularlo obstaculizarían el futuro y cada sueño que se poseía. La varita mágica no existe, en esos instantes,  el poder mental tampoco y pedir al universo menos, porque el universo parece ciego y sordo para cada uno de los ruegos e imploraciones que le pedí en cada nefasta etapa de necesidad.

la noria del estado de ánimo

Debo reconocer que he rogado, he rezado, he implorando, pedí perdón por albergar odio en mi corazón, y nada ha servido, el destino está empecinado en empujarnos al fango.

Malas sensaciones me persiguen y apiadarse le toca al destino...todo va y viene, todo cambia o no, la ruleta de la suerte y destino deciden que hacer por uno. Según se comporte la vida así será nuestro humor y  espíritu, como la noria te sube y te baja sin más.

Palabras perturbadoras en momentos de crisis de todo tipo.

¡Hasta otra!

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