Domingo reflexivo
Hola mis fieles, furtivos y apreciados lectores, espero que
todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo. A pesar de que en la mayoría de mis escritos,
reflejo estados de ánimos de poco humor, agotamiento, puede que exceso de
realidad con matices de negatividad, soy consciente de que siempre tendremos
momentos de alegría y de sentirnos relajados con la vida.
Porque precisamente
el existir conlleva contrastes que nos tiran de un lado a otro inexorablemente,
y siempre vivimos con la concepción y en la búsqueda de la felicidad y
equilibrios inacabables, cosa que es imposible, por lo menos para mí lógica. Otra cosa es saber sobrellevar los bajones, y utilizar la psiquis para que el interior de nuestra alma no se vean tan estropeados y comprometidos por la mala racha.
El torbellino de la navidad ha pasado, el cambio se siente, ya
todo ha vuelto a la normalidad, enero va andando sin detenerse para adentrarse
bien en el 2020. Los niños están ya en el cole, los árboles de navidad y
adornos en sus cajas hace tiempo ya, y quedan a flor de piel los bonitos
recuerdos y lo agradecida que estoy al universo y a la vida por las bonitas
navidades que hemos tenido y gozado.
Precisamente hoy me desperté
pensando en ello, simplemente porque los días pasan tan rápido que sorprende
que hace un mes la vida era de otro modo, otro ritmo, de colores y olores festivos y otro
ambiente más singular.
Esos propósitos de 2020 que siempre nos prometemos, están a flor de piel, la dieta se
está haciendo efectiva como siempre por estas fechas y la rutina se recrudece incesantemente.
Es mejor volverse creativos e ingeniárselas para que cada semana tenga algo
especial y diferente y no caer en rutinas que provocan desazón.
Lo cierto es que en un pestañear ya estamos en carnaval, y
la primavera esperándonos con los brazos abiertos desesperada por hacer su reaparición triunfal como todos los años. Es evidente que la vida y la naturaleza están diseñados
para hacer notar con rotunda claridad sus grandes cambios, períodos y rutinas
para bien o para mal.
Seguimos aquí colmados de esperanza, aguardando grandes
cosas y cargados de ilusión bonita y amable.
¡Hasta
otra!
¡Y si
te ha
gustado comparte!
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