Sandra Rossi mayo 07, 2021

La ley, la educación y la salud colisionan en esta pandemia

La ley y la salud colisionan en esta pandemia

La ley, la educación y la salud colisionan en esta pandemia

Hola mis fieles, furtivos y apreciados lectores, espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo, a pesar de las circunstancias de epidemia mundial que vivimos.

La virtud del conocimiento, la esperanza y la plenitud, eso que siempre estamos buscando aunque sea por debajo de las piedras. Pero en el camino se cruzan escenarios y eventos que de pronto nos hace no creer en nada y sentirnos defraudados.

Como eso tengo mucho para contar, y no es como dice mi marido que es negatividad, que en esas etapas me instalo en el amargo y largo velo obscuro del pesimismo, simplemente porque ese pesimismo me hace poner los pies en el suelo y ver las circunstancias con absoluta claridad y lucidez, sin excusas y explicaciones fantasiosas, y puede que eso choque un poco o mucho.

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Pero como siempre digo la vida está colmada de matices, de subidas y bajadas, de blancos y negros. Hoy estoy muy enfadada con el sistema que se ha montado en el mundo para poder existir, porque simplemente ese sistema es a favor de los intereses privados que predominan más a nivel global y mancilla a la mayoría. Es decir, los que poseen más son minoría y son los que ganan por goleada injustamente.

Viéndolo crudamente, a las leyes se les da la vuelta a conveniencia y lo hace quien puede y tiene; y el ciudadano de a pie, el del montón pierde, porque es un componente ínfimo en esa estructura que dominan políticos, medios de comunicación, la iglesia y los empresarios poderosos del mundo.

En esta abrumadora etapa de pandemia, el derecho a la vida y a la salud, ocasiona lo nunca antes visto, que los padres son obligados a llevar a los hijos a una escuela porque de otro modo eres un delincuente, estás faltando a la ley por vulnerar el derecho fundamental a la educación y pierdes autoridad porque luego te vigilan, sospechan de ti y buscan donde no hay nada, sencillamente porque la ley tiene ese derecho y poder al atropello coacción y a dirigir bajo circunstancias “graves”.

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La Lógica, el instinto, el deber como padres de proteger la salud de nuestros hijos colisiona frontalmente con lo que está escrito en la constitución, y nuestro derecho y la libre elección de una educación anti covid queda totalmente anulada y sesgada sin derecho a réplicas, lo he vivido.

Luego lo que te queda es tragar, rezar para alejar el virus de tus hijos y soportar que el Estado te manipule a su antojo, un Estado con matices de dictadura, negado a hacer cambios urgentes necesarios en una pandemia, los nuevos tiempos imponen una apertura cerebral, y la libertad de hacer cambios innovadores a nivel educativo, como la elección a clases online y más en pandemia, lo que sucede es que a nivel económico no conviene y de allí la coacción hiriente, persecución a padres, jugar con la vida y la salud.

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¿Pero el derecho a la salud es importante y es fundamental para esta gente? Hipocresía. Artículo 43 de la Constitución española y Artículo 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, los cuales se los han pasado por el arco del triunfo sin más, estos hablan del derecho a la protección de la salud, ¿Y?. Se buscan el 226 del Código Civil para machacarte y restarte derechos sobre tus propios hijos. ¡Deleznable! No existen límites para esta gente.

El poderoso o los poderosos se salvan de todo esto, están exentos, salvo que tengan un recio enemigo más fuerte que él.

El sistema es hipócrita y autoritario con el eslabón débil, lo cual resulta asqueroso; te quedas de manos atadas y sin derecho a réplica. Es posible que todos aquellos que decidieron no tener hijos se han anticipado a toda esta barbarie, esa que te menoscaba como padre y decide por ti.

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Sinceramente estoy en una etapa y con razón, en la cual odio profundamente el sistema, sistema anticuado, hipócrita, manipulador y rancio. Sistema que se lava las manos cuando afecta a alguien, a unos hijos, porque el sistema tiene los privilegios y la sartén por el mango, el padre y la madre que los ampara, educa, alimenta, cuida fiebres y demás desavenencias a sus vástagos, realmente no tiene potestad sobre ellos, salvo cuando esos vástagos incurran en un error ante la ley, allí pagas como padre, simplemente por serlo.

Todo es un circulo, todo es una apariencia, siempre lo supe, pero ahora con la suma de años, me asquea en grado superlativo, la plenitud es una quimera porque estamos vigilados, por lo menos hoy lo siento así. Por eso siempre me imagino resguardada en el medio de la nada, en el último rincón del mundo con mí familia, donde la política y la ley coaccionadora sin razón no nos alcance y nos dañe sin razón.