Amar el orden
Hola mis lectores apreciados, fieles y furtivos, espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro
universo. Pienso que
el ser ordenado es una excelente opción
de vida, es una alternativa anti estrés muy efectiva y una actitud favorable que todos deberíamos practicar, simplemente porque tiene muchas ventajas que los desordenados desconocen.
Pero es evidente que si nos pasamos de meticulosos, podemos encontrarnos en una situación de fuerte ansiedad, pero cuando convives con
personas que no son muy partidarias del orden o que por lo menos les gusta el
orden, pero les cuesta mantenerlo y cultivarlo, esa situación desestabiliza los nervios.
A mí me sucede todos
los días, debo luchar por mantener un
orden que no resulta valorado, siempre digo que para que un hogar, un espacio,
una estancia esté siempre organizada, todos sus habitantes deben poner su
granito de arena y colaborar en no dejar cosas tiradas por doquier, cada quien,
debe procurar organizar sus pertenencias, es lo lógico.
Yo en lo particular sufro horrores, con la desidia y pereza de mis hijos y esposo, y no significa en el
caso de mis hijos, que yo no se lo inculque, siempre los regaño y corrijo, pero es que simplemente no lo hacen y
al final el trabajo es incesante y la desilusión se hace enorme.
Nuestro hogar debería ser nuestro santuario, siempre en
perfecto estado e inmaculado, apto para que el espíritu permanezca en calma
gracias a nuestro orden, vivir en el orden debería ser un dogma obligatorio, un
acto de amor propio, una necesidad imperiosa para que la vida funcione
adecuadamente.
Tampoco debería ser una
obsesión enfermiza, porque se sufre horrores, pero si es importante que exista
una balanza perfecta entre la psiquis y el amor por el orden, porque vivir con organización es un gran placer.
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