Reconstruir el destino
Hola mis fieles, furtivos y apreciados lectores,
espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo, a pesar
de las circunstancias de epidemia mundial que vivimos. Lo cierto es que he
transitado en estos días por estados de ánimos variables y reflexivos que al final me han aportado conclusiones necesarias e importantes para
reformar ciertas particularidades de mi
vida.
La vida constantemente nos pone a prueba, la vida es
una montaña rusa con infinitas curvas que te obligan a cogerte duro y tener precaución para la siguiente vuelta,
sea peligrosa o no, no lo sabemos, lo
cierto es que el hacerte adulto trae consigo muchas responsabilidades y un don
oculto para que el reflejo de la supervivencia actúe.
Como seres humanos nacemos con múltiples debilidades
que muchas veces nos aleja de lo correcto.
Sobrellevar sustos, bien sea de
salud y de otra índole, es un habitual en el ser humano, en el adulto, porque
para eso existimos, para lidiar en cualquier momento con alguna circunstancia poco
favorable, de allí aquello de que la vida no es color de rosa, la vida
misma nos obliga a corregir errores para
enderezar el destino y continuar adelante.
Hay que reconstruir en múltiples coyunturas el alma y echar a andar en busca del horizonte extraviado, ese
que abandonamos y que puede que por ello nos sintamos un poco vacíos y huérfanos
de dicha y de orgullo por nosotros mismos.
En este drama de lo que a veces es la vida, simplemente hay que existir, con una coraza,
con los ojos muy atentos y con las emociones controladas.
Rescatar con coraje
todo aquello que dejamos aparcado en el ahora no, mejor después…
Hay que reconstruir la vida como un bonito y positivo acto de fe para con nosotros mismos, prestarnos auxilio para continuar adelante sin heridas.
¡Hasta otra!
¡Y
si te ha
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