Agradecidos con la vida
Hola mis fieles, furtivos y apreciados lectores,
espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo, a pesar
de las circunstancias de epidemia mundial.
Estaba reflexionando sobre la fragilidad de la vida,
de eso de que un día estamos aquí y al
siguiente no se sabe…
Uno de los preceptos que deberíamos obligarnos a cumplir
los seres humanos y por todos los medios, es el de
sacarle el jugo a la vida, el mayor provecho posible, disfrutar, no dejar de hacer, labrar con empeño
cada día la anhelada felicidad personal y cultivar un buen estado de ánimo.
No existe peor circunstancia en la vida que pasar por
una mala noticia referida a una enfermedad incurable, los traspié económicos que no dejan levantar la cabeza, tener un trabajo asfixiante o el fallecimiento de seres amados.
Si hoy nos dieran una nefasta noticia de cualquier índole, evidentemente, y nos sucede a muchos, es en esos momentos cuando tardíamente se aprecia en su totalidad la existencia.
Nos cuestionamos luego, el modo en que gestionamos nuestra vida en el pasado, si aprovechamos los instantes o no, si reímos lo suficiente, si trabajamos lo necesario por tantas cosas que van unidas a la existencia, si hicimos lo que realmente anhelamos, la balanza suele irse más hacia el lado de juzgarnos a nosotros mismos por todo aquello que abandonamos sin luchar…
Nos cuestionamos luego, el modo en que gestionamos nuestra vida en el pasado, si aprovechamos los instantes o no, si reímos lo suficiente, si trabajamos lo necesario por tantas cosas que van unidas a la existencia, si hicimos lo que realmente anhelamos, la balanza suele irse más hacia el lado de juzgarnos a nosotros mismos por todo aquello que abandonamos sin luchar…
Valorar la vida, cada segundo, poder respirar, ver,
andar, pensar y ser autónomos con nuestra vida es un inmenso regalo, no debemos
desentonar los hermosos colores de la existencia con nimiedades y quejas
superfluas constantes, porque como ya sabemos todos, la vida es una sola, solo se vive una
vez, y por lo tanto hay que exprimir la existencia buenamente.
Claro que es normal quejarnos, criticar, entrar en
fases de bajones espirituales, sentirnos tristes, somos seres humanos que
sentimos y padecemos, pero lo que no podemos practicar constantemente es la desdicha diaria, vivir amargados y
sumergidos en la negatividad, y más gozando de tantas cosas favorables que nos
cuesta apreciar, esa si es la cruda realidad, la mezquindad con nosotros
mismos.
Abracemos la vida, agradezcamos, valoremos cada día, no dejes para otro momento lo que puedes hacer en el presente, apreciemos el respirar y los detalles más ínfimos de la existencia. Engordemos el
espíritu y así lograremos ser realmente felices y satisfechos con la vida.








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