Días como hoy

Días como hoy
Días como hoy

Hola mis fieles, furtivos y apreciados lectores, espero que todo esté bien por allí en el mundo, y en vuestro universo, a pesar de las circunstancias presentes,  en estos días azarosos de epidemia mundial. Este escrito lo hice hace algunos meses, antes de la pandemia, yo diría que a mediados del 2019, no lo recuerdo con exactitud, en el cual yo estaba transitando y no como cosa rara en mí, por un período agudo de desánimo, de falta de energías y de optimismo con respecto a mi vida y a los engranajes de ella.

Tengo muchos escritos de esta índole guardados, porque paradójicamente, los estados de tristeza y de desaliento dan mucho de sí a mi parte creadora, le obsequian las palabras claves, para describir con claridad el estado de mi espíritu apagado. Los iré publicando, claro que si… de momento aquí está este.

Sandra Rossi
Sandra Rossi 
Días como hoy en los que la ansiedad domina porque anhelo que lleguen ya las cosas que deseo, que  se cumplan de ipso facto los sueños, días en los que escribo nerviosa antes de que las ideas escapen de mi mente, en los que tengo infinidad de cosas por hacer y no encuentro el camino por dónde empezar, días extraños, que a pesar de estar cargados de luz, agobia el exceso de claridad.

Días que parecen eternos e interminables, días en que la actividad anhela la inactividad, y no por vagancia, sino por monstruosa. Síndrome de la vacación eterna, del descanso que no llega. Reconozco que el cansancio se apodera de mí, como un virus abrazador y castigador. Que las responsabilidades pesan hoy como una inmensa tonelada de tareas sin terminar. Es difícil el día de hoy, es imposible terminar la semana, es agobiante caminar, verano con sol ardiente que derrite las fuerzas en cada paso andado.
Sandra Rossi blogs
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Si no tengo fuerzas para continuar el día, ¿dónde las recargo o compro? necesito una cuota mayor de energía, sé que no existe lugar en el mundo donde pueda hacerlo. 

El día se hace eterno, y apenas son las diez am. Las noticias, las mismas, el aire estancado, el silencio abruma, y el perro ladra, la comida no está preparada y  la nevera repleta por suerte. Allí afuera permanece el ruido, la polución, los coches, las máquinas excavadoras y las eternas horas. Pero aquí dentro, en este hogar vacío y solitario, solo existe ese silencio que provoca escarcha en el estómago y escalofrío de la cabeza a los pies, ese que te deja mal cuerpo.

Sé que debo respirar armoniosamente y soportar, porque sin duda el día en algún momento terminará, y la cama me esperará cálida y blanda, como un bálsamo reparador para mi cansancio y espíritu agotado.

 Espero que días así no se vuelvan a repetir, el problema está en mi lo sé, necesito descansar y vacacionar nada más, solo ruego al universo eso, días de descanso sin horas, a mi aire, en el que el tiempo transcurra sin darme órdenes, sin presiones, en el que la conciencia no sienta pesadez ni el llamado de las responsabilidades cotidianas… libertad.


En la existencia humana y puede que en la mía, siempre existirán días como hoy, extenuantes, que no dicen nada, que aportan desespero al alma, días como muchos otros, en el  que el ánimo debilitado amplifica la sensación turbadora. El desasosiego está latente e imperturbable, disfruta de mí, no lo dice, pero se hace notar. Sé que pasará, terminará y con la luz de la luna apaciguará todo este dilema del día de hoy.


#YoMeQuedoEnCasa

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