A Santi
Ayer te veía
venir a los lejos con tú padre, que emocionante observarte, eres nuestra obra de arte, te queda tanto
camino aún por recorrer, tanto por aprender, el tiempo ha pasado tan de prisa,
que no asimilo verte así tan casi hombrecito. Como madre no estoy preparada
para tantas tribulaciones espirituales que genera el ser mamá de un chico de 16
años, supongo que ellas vendrán solas a mí para yo luego ir asumiendo
realidades intempestivas sobre sus decisiones.
El verte crecer y contemplar el marcharte algún día es algo que
no se digiere muy bien, porque adoro que mis pollitos estén a mi alrededor
siempre pululando de aquí para allá, esa
es la esencia misma de la maternidad, pertenecen tanto a mí, a mi vida, a mi
cada día, que no puedo imaginar una vida sin ellos.
Sé que los hijos son seres libres, que uno
cría para que algún día no muy lejano, vuelen y hagan sus propias vidas, pero
resulta difícil asimilar esa circunstancia vital. Nosotros mismos lo hicimos, y quizá no nos detuvimos a pesar
en ese entonces, en lo que interiormente
sentían nuestros padres, uno en ese instante estaba resuelto a seguir el camino
del instinto natural y evolutivo del ser humano. El ser adultos acarrea tanto…
Te pareces
tanto a mí, tienes internamente tanto de mí, te observo y escucho y allí estoy
yo. No sé en qué momento sucedió, han sido tantas horas juntos, tantas
conversaciones y discusiones creando y buscando tú personalidad… con dicha
grito a los cuatro vientos que posees mucho de tú madre.
Admiro tú
lógica e inteligencia, tú sensibilidad, ese corazón inmenso y montón de aptitudes que Dios y el
universo te regalaron, sé que llegarás
lejos haciendo lo que realmente amas; lo único que anhelo como tú madre que soy,
es que seas absolutamente feliz, y que la vida no te golpee de ninguna manera, me dolería más
que a ti.
A pesar de
lo terco como buen tauro que muchas veces resultas, lo desordenado, y eufórico
en momentos de tranquilidad, te adoro, es parte de tú naturaleza; aunque es
importante que corrijas esos detalles, no está demás.
Siempre agradeceré
tanto a Dios que te enviara a nuestras vidas tan sorpresivamente, en un momento
en que nuestros planes eran otros, me hiciste crecer tan apresuradamente que la la vida se observa desde otra perspectiva.
Crece hijo y
se feliz, nunca compliques tú vida con tonterías, situaciones inútiles y pensamientos errados. Y si por el camino no consigues tus sueños, sigue adelante y busca otros modos de ser dichoso contigo mismo, la vida da para mucho y tú espíritu y creatividad también,
que te lo digo yo…
Te adoro.
Mi blog: Blogger: https://sandrarossi.blogspot.com/








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